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La etapa juarista en San Bartolomé Naucalpan, Tercera parte.

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Por Jaime Orozco Parejas, Cronista Municipal.

LA REPÚBLICA RESTAURADA  Y LA VILLA DE JUÁREZ.

Al lograrse definitivamente la victoria  de los republicanos contra los imperialistas, el prestigio de Juárez era inmenso. Dentro como fuera de la República se elogiaba su valor, la perseverancia y la entereza que había manifestado en su lucha contra la invasión francesa. Efectuadas las elecciones para el período presidencial 1867 – 1871 Juárez y Lerdo de Tejada fueron declarados victoriosos como Presidente y Vicepresidente respectivamente. Este hecho inició el periodo de nuestra historia conocido como la República Restaurada. Durante esta etapa los ayuntamientos quedaron bajo la supervisión del Jefe Político, un funcionario nombrado directamente por el gobernador, que debía vigilar el correcto funcionamiento de los consejos municipales. Entre sus atribuciones estaba la libertad de asistir a las juntas de cabildo, sin derecho a voto; acordar con el propio ayunta­miento, la solución a problemas de gravedad; solicitar a los ayun­tamientos informes sobre cualquier asunto cuando lo considerase pertinente; revisar los bandos de policía y buen gobierno; emitir informes sobre el presupuesto municipal y aprobar los gastos que no estuvieran considerados en él.[1] En la estructura interna del Ayuntamiento de Naucalpan se gestaron facciones importantes dentro de la Municipalidad, como lo era la Junta Patriótica, encargada de la defensa y salvaguarda de la paz de su localidad. El presidente de esta Junta en 1869 era Ramón Sánchez, quien fue señalado como uno de los hombres “más honrados” de Naucalpan durante el Imperio. Entre los miembros de dicha junta se encontraban otros hombres prominentes de la zona, como Juan Juncal, José María Osorio, Eduardo Ordóñez, Andrés Becerril, Lino Basurto, Andrés García, Felipe Rodríguez, Atilano Montoya y Guillermo Désiga.[2]

La paz que prevaleció en esos años, se manifestó en algunas obras públicas que beneficiaron a pueblos y haciendas de la municipalidad. Muestra de ello es el puente de piedra que todavía se puede observar en la calle de Mexicas, en Santa Cruz Acatlán. Este, como muchos otros puentes, fue reali­zado para permitir el paso de personas y carretas sobre el Río Chiquito, que en esos años era muy caudaloso. La inscripción que se encuentra en el puente dice lo siguiente: “A moción y siendo presidente de los Ayuntamientos de 1868 y 1871. El C. Román Sánchez”. Algunos relatos acopiados de la historia oral, afirman que este puente fue inaugurado por el propio Presidente Juárez; desafortunadamente no se ha encontrado ninguna evidencia documenta que avale este hecho. Además,  es importante contextualizar que para el año de su  inauguración, el arduo trabajo que implicaba reconstruir tanto las instituciones, como la estructura económica del país después de varios años de resistencia al gobierno imperial, hacen poco factible que tan ilustre personaje haya podido inaugurar esta importante obra. Sin embargo, el “puente de piedra” como coloquialmente es conocido,  tuvo una gran relevancia, al favorecer el comercio de la municipalidad con la Ciudad de México y unificar  en tránsito de personas entre la cabecera municipal y los pueblos divididos por el cauce del Río Chiquito. En la actualidad el “puente de piedra” es uno de los lugares más representativos de la historia de  Naucalpan; catalogado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En cuanto a  representación electoral, las elecciones municipales siguieron siendo indirectas, pero las de gobernador comenzaron a ser directas. Este cambio fue de gran importancia, a partir de ese momento, al frente  de la cabecera de las municipalidades quedó el presidente municipal,  de esa forma el nombramiento de alcalde quedo en desuso, el cual había estado vigente desde la Constitución de Cádiz.[4]  En las elecciones federales para la Presidencia,  volvió a contender el Presidente Benito Juárez; en Naucalpan, las elecciones primarias se llevaron a cabo el último domingo de junio de 1871 y las secundarias los segundos domingo y el lunes del mes de julio.[5] El resultado de las elecciones fue positivo para Benito Juárez, quien arribó a un nuevo periodo presidencial en medio del enojo de uno de sus contrincantes, el General Porfirio Díaz; que a manera de  protesta tomó las armas a través del Plan de la Noria. El movimiento porfirista no prosperó, sin embargo,  Benito Juárez ocuparía el cargo durante muy poco tiempo, ya que moriría  el 18 de julio de 1872. A pesar de la oposición que enfrentó en los últimos meses de su vida, la trascendencia de la  figura de Juárez es insustituible para la comprensión de la política nacional del siglo XIX. Sin duda, es uno de los nombres que han quedado plasmados de manera indeleble en la historia de nuestro país y de manera particular en nuestro municipio.

En consonancia con los homenajes póstumos a Juárez, el pueblo de Naucalpan debió haber solicitado recibir ese honroso nombre al gobierno estatal con ocasión de su ascenso a la categoría de pueblo a  villa. Este deseo fue atendido, por lo que el 3 de septiembre de 1874 se publicó el decreto 30 en la Gaceta de Gobierno de El Estado de México, con el cual el pueblo de San Bartolo Naucalpan fue elevado de rango, bajo el nombre de Villa de Juárez.[6]

Tras la muerte de Juárez, la presidencia fue ocupada por Sebastián Lerdo de Tejada, uno de los más destacados liberales de su tiempo. Los años de su periodo terminaron con el levanta­miento de Porfirio Díaz conocido como la rebelión de Tuxtepec, que comenzó en noviembre de 1876. Díaz asumió la presidencia de la República el 15 de febrero de 1877 de forma provisional y como Presidente Constitucional desde el 5 de mayo del mismo año.


[1] “Ley Orgánica para el Gobierno y Administración interior de los Distritos Políticos de los Estados” en Colección de Decretos del Poder Legislativo”, Tomo VI, p. 177-194, Abril 21, 1868.

[2] AHMNJ, Sección  Presidencia, vol. 9, exp. 3.

[3] AHNJ, Sección Fototeca, Vista del puente de piedra.

[4] “Ley Orgánica para las elecciones políticas y municipales del Estado” en Colección de Decretos del Poder Legislativo…Tomo IX, p. 178-211.

[5] AHMNJ, Sección  Presidencia, vol. 1, exp. 20.

[6] “Decreto 30 del 3 de septiembre de 1874”, en Colección de Decretos de Poder Le­gislativo…, Tomo XI, p. 5

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