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Naucalpan durante la intervención francesa.

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Por Jaime Orozco Parejas, Cronista Municipal

La defensa de San Bartolo Naucalpan.

Nicolás Romero, conocido como el León de la Montaña, se movilizaba con gran rapidez a los pueblos serranos en Naucalpan, y de ahí se desplazó a la cabecera municipal, lugar donde se dio un enfren­tamiento que trascribimos a continuación:

“A horas que serán las cuatro de la tarde del día de ayer (1 de julio) se avistó al cabecilla Nicolás Romero con su fuerza poco más o menos de cien hombres, atacando a esta población del rumbo hacia el poniente en la loma con un fuego nutrido de cosa de una hora; la guardia de esta cabecera, compuesta de veinte hombres de los vecinos más honrados citada en las azoteas más ventajosas correspondió al fuego, y no se dio lugar a este faccioso y sus aliados dar paso al centro de esta plaza, haciéndole al enemigo la lucha dos caballos muertos y algunos heridos que logró llevarse después de su combate tan reñido….[1]

En el informe se destaca la participación de Don Abraham Espinoza, quien animó a los demás vecinos y logró defender el comercio, que de otra forma hubiera sufrido un gran descalabro. De ahí, Nicolás Romero se dirigió al pueblo de Santiago Occipaco y tomó el rumbo a Monte Alto. Los franceses reaccionaron muy rápido, debido a la cercanía de Naucalpan con la Ciudad de México. Primero llegaron 20 franceses (denominados suavos), que venían del molino de Río Hondo.

La resistencia a la agresión por parte de los pobladores de Naucalpan fue consecuencia de la aceptación que tuvo este nuevo sistema de defensa en todas las poblaciones del Departamento del Valle de México. El día 6 de julio se vio a Nicolás Romero rondando las proximidades de Monte Alto, cerca de Santiago Mazatla.[2] Se decía que en esa zona iba cometiendo “toda clase de crímenes y deprava­ciones”.[3] Lo más probable, es que su sistema de guerra de guerrillas amena­zaba  aquellos poblados afectos a la intervención francesa.

En el caso de Naucalpan, su adhesión al Sistema Monárquico se hacía oficial en agosto de 1863. El informe enviado al señor Prefecto y Comandante de Tlalnepantla es prueba de ello.[4] Estos documentos se multipli­caron por muchos más ayuntamientos, los cuales fueron presen­tados al Príncipe Fernando Maximiliano como una muestra de que los mexicanos estaban deseosos de que ocupara la corona del Imperio Mexicano.[5] En febrero de 1864 Maximiliano aceptó definitivamente la corona mexicana. En abril firmó los Tratados de Miramar, en los cuales se planeó el paulatino abandono de las tropas francesas de México, tomando en cuenta el fortalecimiento que iría ganando el Imperio Mexicano. El decreto de la aceptación de la corona mexicana llegó a Naucalpan el 30 de mayo de 1864, lo cual fue motivo de un desfile militar en la cabecera, con música y cohetones durante todo el día.[6]


[1] Cuaderno de minutas 1863, AHMNJ, Sección Presidencia Vol. 1 Exp. 1 F.

[2]AHMNJ, Sección Presidencia, vol. 1, exp. 1, f. 3 v.

[3]AHMNJ, Sección  Presidencia, vol.- 1, exp. 1, f. 3.

[4]AHMNJ, Sección Presidencia, vol. 1, exp. 1., f. 6v.

[5]Francisco de Paula Arrangoiz, México desde 1808 hsta 1867, (Prólogo de Martín Quitarte), 7ª ed-. México, Ed. Porrúa, 2000, p573

[6]AHMNJ, Sección Presidencia, vol. 1, exp. 1, f. 23.

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